Situación Actual del Acoso en las Aulas Educativas

El colegio y las instituciones educativas son entornos en los que nos esperaríamos que fueran seguros para las personas en ellos. Deben ser lugares en los que se aprenda a convivir en armonía y en los que se valoren las diferencias. La gran parte de la vida de las personas desde su nacimiento hasta alcanzar su mayoría de edad se encuentra dentro de las aulas. Esto significa que las experiencias compartidas son parte de la construcción social del individuo. Repercutiendo en su desarrollo psicológico y en la configuración de las subjetividades del ser humano (Espinosa et.al., 2022).

Aun así, sabemos que no siempre es así y que hay muchos casos en los que las personas no se sienten seguras en el colegio. Esto puede deberse a diversos factores, como el bullying, el acoso sexual o simplemente el hecho de no sentirse parte de un grupo. Todos estos factores pueden tener un impacto negativo en el desarrollo de la persona, así como en su rendimiento académico.

Según Fundación ANAR (2021), uno de cada cuatro (24,4%) alumnos y alumnas percibieron en el curso escolar 2021 – 2022 que existía acoso escolar en su clase. Está es una cifra por encima del año anterior cuando se encontraba en un 15,2%. Sin embargo, en 2019 la percepción era del 34,1%.

Existe un patrón claro de aumento de los casos de acoso escolar y de la percepción de la existencia de entornos hostiles en los colegios por parte de sus alumnos y alumnas. La pandemia hizo cambiar el rumbo de este patrón únicamente de forma temporal mientras la presencialidad se disipo. Desde que los entornos educativos han vuelto a la normalidad, hay una tendencia al alza en cuanto a casos y percepción de situaciones de acoso.

La agresividad se encuentra implicada dentro de las conductas de acoso. Según RAE (2022); está es definida como la tendencia a actuar o responder violentamente. El acoso tiene muchas formas de expresión, desde la agresividad física hasta el chantaje o incluso el aislamiento. Pudiendo ser verbal, físico o psicológico. El acoso físico es aquel que se realiza a través de toques o agresiones, como, por ejemplo, empujar, dar golpes o amenazar a la víctima. El acoso verbal, en cambio, es aquel en el que se utilizan palabras para atacar a la víctima, ya sea de forma directa o indirecta. El acoso psicológico, por su parte, es aquel que se realiza a través de la manipulación y el control. Esto puede incluir el chantaje, el aislamiento o el abuso psicológico.


                Según la Fundación Mutua Madrileña y Fundación Anar (2021), en los cursos 2021 – 2022 las principales formas de acoso escolar han sido:  

Nota. Datos expresados en años y en porcentajes.

Reproducida de Principales formas de Acoso Escolar que observan Alumnos y Profesores, 20222 (www.epdata.es)

Los insultos, motes o burlas conforman un 90% de las acciones de acoso más comunes en los colegios. Estas conductas son una forma de agresividad verbal que se evidencian mediante patrones o formas de actuación concretas. Estos insultos, motes o burlas pueden hacer referencia a aspectos de la apariencia física de la víctima, a su origen étnico o cultural, a su orientación sexual o a su género. También pueden hacerse en relación con su forma de ser o de actuar, a sus creencias religiosas o a su condición social. Los insultos pueden ser de diferentes tipos como son:

  • Insultos de tipo físico: “eres bajito/a”, “eres gordo/a”, “eres un/a gafotas”, “eres sordo/a”.
  • Insultos de tipo psicológico: “eres tonto/a”, “eres estúpido/a”, “eres lento/a”.
  • Insultos de tipo sexual: “eres maricón”, “eres bollera”, “eres lesbiana”.
  • Insultos de tipo religioso: “eres judío/a”, “eres musulmán/ana”, “eres protestante”.
  • Insultos de tipo social: “eres pobre”, “eres de barrio”, “eres de país (…)”.

La segunda forma de acoso más común es el aislamiento. El aislamiento hace referencia a que el acoso se presenta de forma pasiva mediante conductas que evitan, ignoran o suprimen la presencia de otra persona. El aislamiento puede ser una forma de acoso psicológico si se utiliza como una táctica para hacer que la víctima se sienta sola, rechazada o sin apoyo.

Según Romero (2022); algunos ejemplos de acoso por aislamiento incluyen el ser ignorado o excluido de actividades sociales, el ser asignado a tareas solitarias o el ser tratado de forma diferente a los demás (p.21).

        El perfil del acosador más común que nos podamos imaginar es el niño problemático de clase con bajo rendimiento. Sin embargo, existen diferentes perfiles de acosadores. De acuerdo con Sulivan et al., (2005) se encuentran tres tipos de acosadores; el acosador inteligente que es el más difícil de reconocer, el acosador poco inteligente que usa el miedo como estrategia con sus víctimas y el acosador víctima el cual en otros entornos como casa es acosador, pero en la escuela es acosado.

                La relación entre pares lleva implícito todos los procesos relacionales del individuo en su vida como son; la interacción social, la familia y el contexto general como dice:  Contini et al., (2021), la violencia es relacional, por lo que los comportamientos individuales necesitan abordarse en una matriz social. Existe una relación entre los factores socioculturales como la familia y el contexto social y la práctica de conductas agresivas en el colegio. Por ejemplo, si un niño o niña viene de un hogar donde la violencia es una forma habitual de resolver conflictos, es probable que el niño o niña adopte esa misma forma de resolver conflictos en el colegio. De la misma forma, si un niño o niña crece en un hogar donde se valora y se fomenta la violencia, es probable que el niño o niña adopte esa misma actitud en la relación con sus pares.

Para evaluar la implicación de la familia en la vida escolar de los niños y niñas y su relación con los problemas de maltrato escolar, se realizó la siguiente pregunta: ¿Qué relación existe entre los actos de violencia en el hogar y el maltrato escolar?

Cuando se cruzan las variables de violencia en el hogar y de maltrato entre iguales, se puede observar que una proporción importante de niños y niñas que maltratan a sus compañeros de escuela se produce con mayor frecuencia en aquellos que reportan haber sufrido violencia en el hogar. La violencia en la escuela se asocia con la violencia en el hogar, lo cual sugiere que la violencia en el hogar contribuye a que los niños y niñas sean víctimas o abusadores.