La influencia psicoeducativa de nuestros profesores

Un profesor en la vida de un alumno significa mucho más que un mero transmisor de información. Se convierte en una persona de referencia que impacta directamente sobre el desarrollo evolutivo y psicológico de la persona, siendo parte de la consolidación de los valores, las creencias y las aptitudes del alumno. Un profesor no solo enseña materias, sino que ayuda a formar el carácter y la personalidad de cada alumno. Tiene la responsabilidad de motivar al alumno, inspirándolo a seguir aprendiendo y desarrollando sus habilidades. Estimula la creatividad del estudiante, ayudándolo a cuestionar y analizar el conocimiento para llegar a conclusiones propias. Es por ello por lo que la relación entre profesor alumno no solo se circunscrita al contenido teórico-práctico de una asignatura ya que se convierte en un modelo identificatorio que influye en la conformación social y psicología de la persona, repercutiendo en su futuro desarrollo. Como señala Ginott citado por; Allidère (2004);

“He llegado a una conclusión aterradora: soy un elemento decisivo en el aula. Es mi actitud personal la que crea el clima. Es mi humor diario el que determina el tiempo. Como maestro, poseo un tremendo poder de hacer que la vida de un niño sea feliz o miserable. Puedo ser un instrumento de humor, de lesión o de cicatrización. En todas las situaciones, es mi respuesta la que decide si una crisis se agudizará o se apaciguará y un niño se humanizará o se deshumanizará”.

Por lo que un profesor ejerce sobre el alumno una influencia de alto grado que será determinante no solo en el momento actual de enseñanza, sino en su futuro desempeño social. Ya que en las primeras etapas de vida el aprendizaje es vivencial de modelos y estructuras de conductas (Allidère, 2004).

 Esta influencia es promovida por la figura de autoridad y poder que representa, ya que el profesor es el responsable de establecer límites y normas, fomentar el respeto por los demás y por el conocimiento. Además de estimular a los alumnos a cumplir con sus deberes y trabajar duro para conseguir sus objetivos.

El proceso de educativo en la relación profesor – alumno se encuentra enmarcada en una relación asimétrica que constituye una relación de poder del profesor hacia el alumno. El poder es parte del rol del profesor como figura de autoridad y referencia ante el alumno dentro del marco institucional de la educación, por lo que se genera una estructura vertical de relación. Sin embargo, el poder en el rol del profesor no hace referencia a la capacidad de subordinación de otros hacia su deseo sino como señala Díaz et.al., (2016):

“El “poder propio”, “poder con”, “poder para”. Esta manera de entender el empoderamiento en las relaciones profesor alumno no identifica el poder en términos de dominación de unos sobre otros, sino como el incremento, en los protagonistas, del proceso de enseñanza aprendizaje, de su autoestima, capacidades, educación, derechos” (p.51).

En la relación del profesor – alumno se encuentran involucradas las siguientes situaciones que son posibles que se produzcan y nos permiten entender desde un marco psicológico con mayor profundidad las repercusiones del profesor sobre el alumno como son; la identificación, la transferencia afectiva y la proyección.

La identificación: se refiere al proceso a través del cual el alumno adopta ciertas características o comportamientos del profesor como propios.  Por ejemplo, si el profesor es muy organizado y tiene hábitos de estudio muy estructurados, es posible que el alumno también comience a adoptar estas características y a ser más organizado y estructurado en su propio proceso de estudio. Otras características que un alumno podría adoptar de un profesor a través de la identificación podrían ser la forma de hablar, el lenguaje corporal o incluso la forma de vestir. La identificación es un proceso natural y puede ser una forma positiva de aprender y crecer, siempre y cuando el profesor sea un modelo positivo y saludable para el alumno.

La transferencia afectiva: es el proceso a través del cual el alumno proyecta sus propias emociones y sentimientos hacia el profesor y puede incluir sentimientos de amor, odio, respeto o dependencia. Un ejemplo de transferencia afectiva en la relación profesor-alumno podría ser cuando un alumno proyecta sus propias emociones y sentimientos hacia el profesor. Por ejemplo, si el alumno siente un gran amor y admiración por el profesor, es posible que proyecte estos sentimientos hacia él y sienta una conexión especial con él. Por otro lado, si el alumno siente odio o resentimiento hacia el profesor, es posible que proyecte estos sentimientos hacia él y tenga una relación conflictiva con él. La transferencia afectiva es un fenómeno natural que puede afectar la relación profesor-alumno y es importante que los profesores trabajen para establecer relaciones positivas y respetuosas con sus alumnos y fomentar un ambiente de aula seguro y colaborativo.

La proyección: es el proceso a través del cual el alumno atribuye a otras personas (como el profesor) sus propias características, pensamientos o sentimientos. Un ejemplo de proyección en la relación profesor-alumno podría ser cuando un alumno atribuye a otras personas (como el profesor) sus propias características, pensamientos o sentimientos. Por ejemplo, si el alumno es muy inseguro y tiene baja autoestima, es posible que proyecte estas inseguridades y baja autoestima hacia el profesor y sienta que el profesor es crítico o desconfiado hacia él. Por otro lado, si el alumno es muy seguro de sí mismo y tiene una alta autoestima, es posible que proyecte esta seguridad y autoestima hacia el profesor y sienta que el profesor es amable y comprensivo hacia él. La proyección es un fenómeno natural que puede afectar la relación profesor-alumno y es importante que los profesores trabajen para establecer relaciones positivas y respetuosas con sus alumnos y fomentar un ambiente de aula seguro y colaborativo.

Además de los sucesos descritos que permiten entender parte de la compleja relación entre profesor y alumno es de vital importancia atender a los psicodinamisos profundos implícitos en el vínculo educativo. Los psicodinamismos profundos son conceptos utilizados en la teoría psicodinámica, que es una corriente de pensamiento en psicología que se centra en el estudio de los conflictos y dinámicas inconscientes que influyen en el comportamiento y la experiencia humana. Los psicodinamismos profundos se refieren a los impulsos y deseos inconscientes que influyen en la conducta y las relaciones de las personas.

Según la teoría psicodinámica, los profesores y los alumnos pueden transferir sus propios impulsos y deseos inconscientes hacia el otro y estos impulsos y deseos pueden afectar la forma en que se relacionan. En el caso de los profesores estos pueden provocar transferencias parentales, siendo habituales las transferencias afectivas con carácter “paternal” o “maternal”. Como citaba Freud las relaciones y los fenómenos inconscientes surgidos a partir de la relación educativa fomentan vínculos particulares entre profesores y alumnos. En su conferencia de 1914 Freud cito así:

“Los cortejábamos o nos apartábamos de ellos; imaginábamos su probablemente inexistente simpatía o antipatía; estudiábamos sus caracteres y formábamos o deformábamos los nuestros, tomándolos como modelos. Despertaban nuestras más potentes rebeliones y nos obligaban a un sometimiento completo; atisbábamos sus más pequeñas debilidades y estábamos orgullosos de sus virtudes, de su sapiencia, de su justicia.

En el fondo, los amábamos entrañablemente cuando nos daban el menor motivo para ello; más no sé si todos nuestros maestros lo advirtieron. Pero no es posible negar que teníamos una particularísima animosidad contra ellos, que bien puede haber sido incómoda para los afectados. Desde un principio tendíamos por igual al amor y al odio, a la crítica, y a la veneración” (Sánchez, 2019).