¿Qué es el TDAH?
El TDAH o Trastorno de déficit de atención con hiperactividad, es un trastorno neurológico que se caracteriza por tres síntomas que son; una falta de atención, hiperactividad e impulsividad. Se inicia en la infancia acentuándose, en el período escolar. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el trastorno de déficit de atención con hiperactividad afecta a entre el 5% y el 10% de niños y adolescentes en todo el mundo.
El TDAH se considera el trastorno del neurodesarrollo más frecuente, en ciertos estudios se ha reportado un 10% de prevalencia entre niños de 4 a 18 años (De La Barra,2013). Según estudios realizados, el TDAH podría afectar hasta en un 30% de los casos al rendimiento académico.
Desde el nacimiento hasta la edad presente, el ser humano va adquiriendo de forma paulatina ciertas capacidades que le permiten en el avance o por el contrario del retroceso en el proceso de desarrollo cognitivo. La dificultad en la relación social o el aprendizaje están marcados por una mente hiperactiva y volátil que no permite prestar atención en los detalles del aprendizaje y que ello afecta a diversas áreas de fundamental importancia en el desarrollo psicosocial de un individuo.
Las personas que padecen este trastorno tienen dificultades para mantener la atención en una tarea durante un periodo de tiempo prolongado, son muy activas y tienden a actuar impulsivamente sin pensar en las consecuencias. El TDAH afecta al rendimiento académico, la conducta y la capacidad de concentración, viéndose afectada la dificultad en el aprendizaje.
Algunos datos representativos del impacto del TDAH en el fracaso escolar es que 1 de cada 4 personas que fracasan escolarmente y no terminar sus estudios tienen TDAH (Quintana, 2014). El 38% de los adolescentes con TDAH abandona los estudios secundarios frente a un 5% de adolescentes no TDAH. La tasa de repetidores es de un 42% en comparación con un 13% en alumnos sin TDAH (Lajas, 2004).
Algunos de las carencias más notables en el TDAH son qué; presentan problemas de retrasos en la resolución de problemas, realizan las tareas de forma rápida y no reflexiva, inhibición del uso de la memoria de trabajo lo que hace que no comprendan las instrucciones y ello les evoque a errores constantes. Debido al planteamiento socioeducativo actual las instrucciones educativas se centran más en el resultado que en el problema comportamental, haciendo que estos niños y futuros adultos desarrollen de manera negativa los síntomas presentes. Agudizando la baja autoestima, la falta asertividad y el autoconcepto negativo.
Es importante señalar que las personas con TDAH tienen una mayor propensión a sufrir bullying, ya que se les atribuyen características negativas que las hacen vulnerables a ser víctimas de este tipo de acoso (Wehmeier & Barkley, 2010).
El TDAH puede tener consecuencias importantes en la vida de las personas que lo padecen, como, por ejemplo, dificultades en el aprendizaje, en el desarrollo personal, social, y en el rendimiento laboral.
En cuanto al contexto laboral, las personas con TDAH tienen más probabilidades de sufrir accidentes laborales, ya que tienden a ser más imprevisibles y a tener problemas para concentrarse en sus tareas. Según un estudio publicado en el «Journal of Occupational and Environmental Medicine», las personas con TDAH tienen un riesgo de un 68% mayor de sufrir accidentes laborales que las personas sin este trastorno.
En cuanto al contexto social, las personas con TDAH tienen complicaciones para la creación de vínculos afectivos estables y sanos. Ya que los propios síntomas provocan problemas de inadaptación social, destacando la inmadurez emocional característica en el trastorno, que les hace alterarse y frustrarse con facilidad afectando la consolidación de relaciones interpersonales a nivel; familiar, social y afectivo.
También es importante destacar que las personas con TDAH tienden a ser rechazadas por sus pares, ya que son vistas como raras, excéntricas, torpes, necias, etc. Esto se debe a que el TDAH es un trastorno poco conocido y la sociedad tiende a estigmatizar a las personas que lo padecen.
El estudio del TDAH ha suscitado entre la comunidad clínica mucho interés habiendo profusos debates acerca de su procedencia e influencia con la heredabilidad genética. Entre los múltiples estudios epidemiológicos, clínicos, de genética molecular, neuropsicología y neurofarmacología (López y Kleinsteuber, 2008) se ha estudiado y debatido su procedencia biológica e influencia social. Habiéndose diferenciado entre el trastorno con origen genético como el trastorno de causa adquirida. Hasta establecer una terminología clínica de la patología actual se hacía uso de diversos nombres científicos aceptados como; “daño cerebral mínimo” y “disfunción cerebral mínima”.
Existen diversos tratamientos para el trastorno de déficit de atención con hiperactividad, que pueden incluir terapias conductuales, medicación o una combinación de ambas.